jueves, 10 de noviembre de 2011

ENSAYO GENERAL




Shakespeare desde 1594 nos ofrece el material para trabajar aquí ahora en Uruguay, en Montevideo 2011, insertos en un mundo que es un gran mercado, una cárcel devenida en shopping, entre otras cosas del lenguaje, que estigmatiza y se reserva el derecho de admisión y nos obliga a descubrirnos la cabeza y guardar nuestra gorrita de visera, coercionados por un perfumado patovica de saco y corbata.

Inquietante. ¿Cómo caminar junto al bardo isabelino en este camino y hacer otro tipo de bardo, en estos tiempos groseros, de descontento, de armas y de guirnaldas colgando de nuestro cuerpo y de nuestros bicentenarios monumentos?


En estos tiempos donde lo colectivo es bastardeado y los reyes son los hijos, en donde la revolución es best seller y apura sus autocomplacientes y satinadas páginas para llegar a las librerías antes de navidad. Los asesinos hacen cola para pagar con impunidad sus cómodas cuotas en Carlos Gutiérrez.

Tiempos de traviesos deportes, placeres y entretenimientos frívolos, deformados por la High- Definition, rostros en los que se dibuja el engaño, la culpa, la eterna interrogante y la duda que de todas maneras, en este coloso collage, en esta fiesta de música sensual, sandwiches calientes, policía turística, neo-caudillos, mega-operativos, metrosexuales murguistas, hipoxifilia, ceibalitas, portones a control remoto y enanas en patines y minifalda, nos asalta y endurece el rostro, nos arruga la frente:

 ¿Cuál es el contenido? ¿Cómo deberíamos ser?
 
No lo sé. De lo que sí estoy convencido, la verdad de esta milanesa, es que hay que tomar una actitud combativa para que no rueden nuestras cabezas tribuna abajo. Adelante.
Siete directores, siete actrices, la escena y una única actitud, a la que debemos aferrarnos para montar nuestro caballo en esta batalla que siempre tiene el sabor a que será la última:


ACTITUD RICARDO.




Pablo Rueda.



Pablo Rueda.







Hacerse dark mientras comemos un  Ricardito.   
La actitud punk en la camiseta y la obediencia a flor de piel.  
El desacuerdo un banderín en el cuarto y el semáforo en verde. 
¿Cómo sucedió, quién es el culpable? La mirada busca alrededor. Un espejo circular devuelve el chorro de luz. ¿Cuál es la idea que tengo para defender?  ¿Dónde está el enemigo? ¿Quién es Ricardo?   Ha llegado la hora de asesinar a alguien. ¿A quién?  Busco torpemente el arma en el cajón pero ya no está. Alguien se adelantó. Decido seguir durmiendo, pero no puedo, algo molesta en la cabeza: una corona de papel lastima el pelo. ¿Qué hacer? Representar una triste solución pero que no se note. Que se vea Ricardo pero no mucho,  los zapatos lustrados y poca ropa, por favor. Las mujeres si son 7 me desvelan aun más.                                                                              
 Ricardo gracias por todo y que no sea nada.
Rodrigo Abelenda Maroldo


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