jueves, 20 de diciembre de 2012


 Taller de Teatro Barrial.
 Centro Cultural Terminal Goes. 
Agosto-Diciembre de 2012.

En escena: Marisa, Gabriela y Ricardo.
Fotografías: Fabián Centurión.
Tallerista: Pablo Rueda.


En el taller de Teatro Barrial trabajamos el teatro y la actuación como un lugar de pura experiencia y juego.

Sirviéndonos de nuestro propio impulso creador, de la acción personal, esa que surge de hurgar en el barrio y en el barro.

En ello radica el concepto de lo barrial. Barrio y barro en una sola amalgama.

El solo hecho de decidir acercarse a un taller de teatro habla de uno. De un deseo, aunque lleguemos tarde, nos quedamos conversando después de hora. Bien. Mal. No son variables que manejemos. Lo importante es que tengamos algo para decir.


Actuar es voluntad, decisión e invención al mismo tiempo, debemos inventarnos como actores y sobre aquello que tenemos autoridad: la vida y cierta mitología personal que de seguro poseemos.

Debemos pasar por la experiencia, trepados sobre nuestra inexperiencia, experimentando incluso la incertidumbre, el vacío y el pánico de estar en escena. 

Imposible resolver algo fuera de ésta. Imposible saber sin transitarla.


En el taller nos hemos convencido que la naturaleza del hombre es artística, que el ser humano hace ficción de todo, todo el tiempo.

Es por esto que, en paralelo con ejercicios que fomentan la desinhibición y la presencia escénica, trabajamos sobre la invención de seres, gente, apelando a los otros posibles para el cuerpo de uno. 



Tomando conciencia visual de nuestro accionar en escena y de lo que esto y nuestro propio cuerpo transmite con el solo hecho de estar presente, aquí y ahora. 



Tomar conciencia de ese desear estar acá y que estén ahí, mirándome.





Pensamos en movimiento, lo productivo es nómada y no sedentario. Tratando de provocar situaciones conflictivas pero livianos de intelectualidad o psicología.




Coqueteamos con Ionesco, tomamos el té con Chejov, saineteamos con Florencio, pero creemos más en nuestras propias invenciones, esas que toman significación a partir del propio cuerpo, de lo que éste convoca o niega en su recorrido. 

La anécdota es secundaria. 





Improvisamos con los ingredientes que tenemos: despeinadas pelucas, recuerdos, canciones de Sandro o de Leonardo Favio, penas taurinas que se ahogan en alcohol, viejas fotos, celulares que no dejan de sonar, “El Padrino”, ladrillos, ventanas que nos convierten en indiscretos mirones. 





General Flores es el mundo.

Aunque ese mundo está plagado de tentadoras ofertas, liquidaciones, descuentos y boletos de una hora, no existen muchos espacios ciertos en donde podamos decidir en verdad alguna cosa. 

El Taller de Teatro Barrial intenta ser un espacio en donde, de algún modo, la decisión madure.


Pablo Rueda.




2 comentarios:

  1. Barriendo el barrio, va riendo. Rueda.
    Este año hubo poco tiempo de encuentro, quiero corregir para compartir espacio y acción poética.
    Construiré una memoria del futuro con eso. Un abrazo. Gabriel

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